En la zona central de Australia y rodeado por interminables llanuras desérticas, se alza este imponente monolito rocoso que los aborígenes del lugar conocen desde siempre como "Uluru". En el siglo XIX, un explorador de origen inglés lo bautizaría como "Ayers Rock" y desde entonces es conocido con ambos nombres.
Esta enorme piedra rojiza tiene una altura de casi 350 metros, un contorno de más de 9 kilómetros y, según algunos estudios, más de 2 kilómetros de profundidad escondidos bajo tierra. Semejantes dimensiones, combinadas con las extensas planicies que la rodean, hacen que su contemplación sea un regalo para la vista, todavía mejor si se observa al amanecer o al atardecer, cuando el reflejo de la luz solar provoca unos colores espectaculares.
Para los "Anangu", originarios habitantes de la región, Uluru es un lugar sagrado, por eso piden a los visitantes que lo respeten, no fotografíando determinadas partes y no escalando sus paredes.